En los últimos años, la sostenibilidad se ha convertido en una necesidad urgente dentro del mundo de la aviación, una de las industrias más difíciles de descarbonizar. En este sentido, una de las soluciones que ha resultado ser más eficaces es el SAF o combustible sostenible de aviación.
El SAF es un combustible que se obtiene a partir de residuos como aceites de cocina usados o residuos agrícolas y que ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 90% durante su ciclo de vida.
¿Qué es SAF en aviación?
El SAF (Sustainable Aviation Fuel), o combustible sostenible de aviación, es un tipo de carburante diseñado para sustituir parcialmente al queroseno fósil que tradicionalmente usan los aviones. También emite CO₂ cuando se quema en vuelo, pero su impacto neto en el medioambiente es mucho menor, pues se produce a partir de materias primas sostenibles, muchas veces residuos, y no introduce carbono adicional en la atmósfera.
Para que un combustible pueda considerarse SAF, debe cumplir los siguientes criterios:
- Reducción mínima del 50% en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en comparación con el queroseno fósil.
- Uso de materias primas no contaminantes ni en competencia con cultivos alimentarios, como aceites de cocina usados, residuos agrícolas o forestales.
- Compatibilidad con la infraestructura actual de aeropuertos y aeronaves. Esto quiere decir que puede usarse en los motores actuales sin necesidad de realizar ningún tipo de modificación.
Por ejemplo, aerolíneas como Iberia, United o KLM ya han realizado vuelos con SAF mezclado hasta en un 50% con combustible convencional, utilizando aviones como el A320NEO o el Boeing 737 MAX.
Ventajas de los combustibles sostenibles en aviación
En la constante labor por conseguir un sector aeroportuario más sostenible, el SAF se ha convertido en la alternativa más prometedora y viable a corto y medio plazo para reducir las emisiones.
Reducción real de emisiones de CO₂
Durante todo su ciclo de vida (producción, procesamiento, transporte y uso), el SAF puede reducir entre un 65% y un 90% de las emisiones de CO₂ con respecto al queroseno fósil. Una diferencia que se debe principalmente al origen de sus materias primas, que ya han absorbido CO₂ durante su ciclo vital (por ejemplo, residuos orgánicos o vegetales).
Menor impacto local en la calidad del aire
Además de reducir CO₂, el SAF genera menos partículas y compuestos contaminantes como el azufre, lo que mejora la calidad del aire en los aeropuertos y las áreas circundantes. Lo que tiene beneficios directos tanto sobre la salud de los trabajadores como la de los propios residentes cercanos.
Uso de residuos como materia prima
El hecho de que el SAF se elabore a partir de aceite de cocina usado, grasas animales o residuos agrícolas evita el uso de materias primas que compiten con la producción de alimentos. Con lo cual, además de ser éticamente responsable, reduce el desperdicio y favorece la economía circular.
Compatible con la infraestructura actual
Otra de las principales ventajas es su compatibilidad total con los motores actuales y con la red de abastecimiento de combustible de los aeropuertos, evitando así costosas inversiones adicionales en adaptaciones o nuevas tecnologías.
¿Por qué el SAF en aviaición es mejor?
La comparación entre el SAF y el combustible fósil tradicional se resume en una palabra: ciclo. El SAF forma parte de un ciclo de carbono más equilibrado. Mientras que los combustibles fósiles extraen carbono que llevaba millones de años almacenado bajo tierra y lo liberan en la atmósfera, el SAF reutiliza carbono que ya forma parte del ecosistema actual.
Esto nos lleva a otra ventaja: la trazabilidad. Los proveedores serios de SAF cumplen con normativas estrictas, como la ReFuelEU Aviation de la Unión Europea, y estándares de sostenibilidad como ISCC o RSB.
Además, a medida que más aerolíneas se van sumando al uso del SAF, es probable que sus costes de producción vayan disminuyendo gracias a los avances tecnológicos y a las economías de escala. De hecho, ya se han realizado pruebas piloto de vuelos 100% SAF, como el vuelo transatlántico Londres-Nueva York operado por Virgin Atlantic con un Boeing 787 y motores Rolls-Royce.
Tipos de combustibles más sostenibles en aviación
A la hora de clasificar los combustibles más sostenibles de aviación, existen principalmente dos grandes grupos:
1. SAF de origen biológico (biocombustibles avanzados)
Estos son los más comunes hoy en día. Se producen a partir de:
- Residuos orgánicos, como aceites de cocina usados.
- Residuos agrícolas (paja, restos de cultivos, etc.).
- Grasas animales.
2. SAF de origen sintético (e-fuels)
Estos se fabrican a partir de hidrógeno verde (producido con energías renovables) y carbono capturado de la atmósfera. Aunque empresas como Twelve ya están desarrollando este tipo de combustibles en plantas piloto.
Los retos de los combustibles SAF en la aviación
Pese a todas sus ventajas, el camino del SAF no está exento de obstáculos. Principalmente su precio, por lo que están lejos de comercializarse masivamente.
Producción insuficiente
Según IATA, en 2024, la producción global de SAF alcanzó unos 1.300 millones de litros, lo que solamente representa un 0,3 % del consumo total de combustible de la aviación hoy en día. El objetivo para 2050 es alcanzar los 500.000 millones de litros anuales, un reto muy ambicioso.
Alto coste
Actualmente, el SAF puede ser entre 3 y 5 veces más caro que el queroseno convencional. Por ejemplo, algunas aerolíneas han añadido recargos específicos:
- Ruta Ámsterdam – Hamburgo: +16,25 €
- Ruta Ámsterdam – Londres: +20 €
Regulaciones y certificaciones
El SAF debe cumplir con exigentes normativas internacionales. Solo los combustibles aprobados por la ASTM pueden usarse en vuelos comerciales y la mezcla máxima permitida hoy en día es del 50%.
Infraestructura y logística
Aunque el SAF puede usarse en los motores actuales, su distribución sigue siendo compleja. La mayoría de los aeropuertos todavía no cuentan con sistemas logísticos adaptados para el almacenamiento o mezcla de SAF a gran escala.
Combustible sostenible SAF aviación: conclusión
Así pues, aunque es cierto que el SAF no es una solución mágica, sí es una de las herramientas más eficaces con las que contamos actualmente para reducir la contaminación.
Ahora, el gran reto es poder escalar la producción, reducir los costes y mejorar la eficiencia sin comprometer la sostenibilidad o la biodiversidad. Para lo cual, es necesaria una importante labor de coordinación entre gobiernos, aerolíneas, fabricantes y empresas tecnológicas.
